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jueves, 11 de marzo de 2010

Revolución de Mayo y Masonería

Revolución de Mayo y Masonería*

Dr. Nicolás Breglia

La Revolución de Mayo, es un de los hechos políticos mas importantes de nuestra historia. Es el comienzo de trascendentales reformas políticas, sociales, estructurales y económicas en nuestro país. La formación del primer Gobierno Patrio, es la concreción de los ideales de independencia que se vieron concretados el 9 de julio de 1816.

Con anterioridad se habían producido en América rebeliones populares con la idea de separarse del dominio español, todas fracasaron, pero se fue gestando paulatinamente un ideal de independencia, que fue madurando y se concretó durante el siglo XIX.

En Buenos Aires, capital del flamante Virreinato del Río de la Plata, se instaló este ideal, por el derecho innato del hombre a su autodeterminación, a ser el artífice de su propio destino, de lograr su libertad e independencia de cualquier tipo de dominación.

Y además, por razones económicas, ya que el Monopolio Comercial impuesto por el Gobierno Español, impedía el desarrollo de las colonias. Los comerciantes y productores de Buenos Aires aspiraban lograr la libertad de comercio y el dominio de la aduana, que era una fuente importante de ingresos.

La Masonería no fue ajena a éste hecho histórico, la patrocinó, fue el nervio motor de la formación del Primer Gobierno Patrio, que culminó con la declaración de la Independencia de nuestro país.

A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, se instalaron Logias Masónicas, en la ciudad de Buenos Aires. Las Logias que levantaron columnas fueron la denominada “San Juan de Jerusalén para la felicidad de esta parte de América” en el año 1804 con Carta Constitutiva de la Gran Logia de Marylan y la legendaria Logia “Indepedencia”, cuyo funcionamiento data del año 1795, con carta Constitutiva de la Gran Logia General Escocesa de Francia, que es el antecedente del Gran Oriente Francés, cuyo Venerable Maestro al producirse los acontecimientos de mayo de 1810, era Julián Alvarez, y tenía por objeto lograr la independencia del Virreinato del Río de la Plata de cualquier dominación extranjera. El Jefe de la Masonería en esa época fue don Saturnino Rodriguez Peña, que a la vez era el representante de don Francisco de Miranda.

Las Logias que actuaron durante el proceso de emancipación, era Logias influidas por la masonería francesa y española y no como se suele creer por la masonería inglesa. Esta última tuvo escasa influencia en el proceso emancipador.

Por ejemplo, la Logia Independencia es el antedecente de la Logia “Lautaro”, como señalamos, su VM fue Julián Alvarez, que fue uno de los que facilitó la vinculación de San Martín con la aristocracia porteña. Trabajaba con el Rito Moderno Francés, que contaba con cinco grados, los tres primeros eran simbólicos e integraba la Logia Lautaro y los dos restantes filosóficos. El grado 4º, denominado Rosa Cruz y el grado 5º Caballero Kadosch, que integraban la Logia Magister o lo que San Martín denominó La Gran Logia de Buenos Aires.

En el año 1793, se celebra un pacto entre Francisco de Miranda, y los dignatarios Masónicos americanos, entre los que se encontraba Don Saturnino Rodriguez Peña, donde se acordó el apoyo de tropas inglesas para concretar el proceso de emancipación americana, pero se dejó perfectamente aclarado, que solamente debían intervenir para el apoyo militar, y que debían abstenerse de incorporar estos territorios al dominio de la Corona Inglesa.

Cuando se produce la primera invasión inglesa en el año 1806, los masones de Buenos Aires creyeron que las tropas enviadas venía a apoyar el movimiento emancipador, y al advertir que no fue así, porque un iniciado masón, Beredsford destituyó al Virrey, y se nombró Gobernador, mantuvo en sus puestos a toda las estructuras del gobierno Colonial, proclamó la libertad de cultos y el libre comercio, izó la bandera inglesa y ordenó que los habitantes de Buenos Aires, juraran fidelidad a la bandera y al monarca inglés, habilitando a tal efecto una bitácora donde las familias de Buenos Aires debían suscribir la subordinación a la corona Inglesa.

Según las crónicas de la época, 28 familias caracterizadas de la ciudad, suscribieron su fidelidad a la corona Británica. Cuando los ingleses fueron derrotados ocultaron celosamente la bitácora y la llevaron a Londres.

Esta actitud sorprendió a los masones de Buenos Aires, en forma inmediata comisionaron al iniciado Juan José Castelli para que se entrevistara con el autodenominado gobernador. La reunión fue muy tensa, Castelli en forma imperativa le exigió al General Beredsford el cumplimiento del pacto celebrado en el año 1793 con el General Miranda, pero el Jefe inglés rechazó terminantemente el reclamo. A partir de ese momento, nació en la mente de los criollos la idea de la Reconquista de Buenos Aires (Zuñiga, p. 51.).

Es importante recordar que la primera invasión inglesa fue prácticamente un desfile militar, tuvo escasa resistencia y una dotación de 1.200 hombres tomaron la Ciudad de Buenos Aires.

Cuando fue derrotado, en reunión secreta el General Beredsford se juramentó ante los Masones de Buenos Aires, que no tomaría las armas en contra del virreinato, y que se comprometía a gestionar por ante su Majestad Británica el apoyo al movimiento emancipador, y que abandonara la idea de anexión de las colonias españolas en América.

Bajo esas condiciones es dejado en libertad, se traslada a la ciudad de Montevideo, y allí se encuentra con una escuadra que traía 12.000 hombres para reforzar el dominio sobre Buenos Aires. El General a cargo le entrega el mando, y el General Beredsford se negó terminantemente a hacerse cargo de la fuerza militar, por haberse juramentado masónicamente a no tomar las armas contra Buenos Aires, y cumplir una misión diplomática ante el Gobierno de su Majestad Británica.

En la segunda invasión Inglesa, advertidos los habitantes de Buenos Aires sobre sus intenciones, esa fuerza de 12.000 hombres, no pudieron tomar la ciudad. Es importante tener en cuenta, que se trataba del mejor ejercito del mundo, y que Buenos Aires contaba en ese momento con 40.000 habitantes, encontrándose aproximadamente 8.000 con capacidad de combate.

La Ciudad se levantó en armas, pelearon desde el nieto hasta el abuelo, también lo hicieron las mujeres, en una gesta sin precedentes, el pueblo de Buenos Aires en su conjunto se batió heroicamente en contra del ejercito invasor derrotándolo en forma contundente.

Esta victoria envalentonó a los patriotas, se dieron cuenta que si pudieron vencer al mejor ejército de la época, estaban en condiciones de luchar por su libertad.

En forma inmediata, se formó el partido de los Patriotas dirigidos en forma mayoritaria por los Masones, que aspiraban a obtener la independencia de éstas tierras, y como contrapartida se formó el partido de los Españoles, que aspiraban a mantener éstas tierras bajo el dominio español.

El partido de los patriotas contaba con el apoyo del regimiento de “Patricios” cuyo jefe era el entonces Coronel Cornelio Saavedra, también masón. El partido de los españoles estaba liderado por Martín de Alzaga, apoyados por los regimientos de los “tercios de gallegos”, “vizcaínos”, “montañeses” y “andaluces”.

En el año 1809, el partido de los españoles trató de dar un golpe de Estado y designar una Junta de Gobierno adicta al soberano español, pero fueron derrotados por la acción decidida y enérgica del jefe del regimiento Patricios.

Las posiciones encontradas entre ambos bandos provocaron un estado de inestabilidad en la sociedad colonial de entonces y una creciente desconfianza entre los grupos en pugna.

La llegada al Puerto de Montevideo de la fragata inglesa “John Paris” el día 13 de mayo, con la noticia de la caída de Sevilla en manos de Napoleón, precipitó los acontecimientos en Buenos Aires.

Al encontrarse acéfalo el gobierno en España se convoca a Cabildo Abierto, para decidir la actitud a adoptar, ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos. Se plantearon posturas totalmente antagónicas: la sostenida por el Obispo Benito de Lué y Riega, que militaba activamente en el Partido de los Españoles, defensor del absolutismo monárquico, negó enfáticamente el derecho de los americanos para hacer innovaciones en el gobierno, destacando el hecho innovaciones en el gobierno, destacando el hecho de que las Indias era propiedad de España y que mientras exista un español en América era el que debía gobernarla. La soberanía del gobierno residía en España y era privativa de españoles.

Esta postura es rebatida por Juan José Castelli, como dijimos masón, que militaba en el Partido Patriota, sostuvo con acierto las modernas teorías de la soberanía popular basadas en las doctrinas liberales imperantes en la época de Domingo de Soto, Francisco Suaréz y Francisco de Vitoria, que sostenían que el poder soberano viene de Dios, reside en el pueblo y éste lo delega en el Rey, y al haber caducado, el gobierno Español, el soberano y por ende sus autoridades, el pueblo debe reasumir la soberanía y designar las autoridades que estime convenientes a sus intereses. Triunfa ésta postura y el Virrey es depuesto.

El Virrey y el Partido Español no se quedan quietos, no se dan por vencidos e inician una verdadera contrarrevolución. Ese mismo día, en horas de la tarde se procedió a formar una junta de Gobierno presidida por el Virrey Cisneros, e integrada por Saavedra, Castelli, Sola e Inchaurregui.

Esta jugada desconcertó a los patriotas porque el pueblo pareció satisfecho con la elección de las autoridades y el Partido de los Españoles se consideraba triunfantes por el haber salvado la autoridad del Virrey.

Los patriotas, en su mayoría masones, se reunieron en la casa de Rodríguez Peña, y luego de largos debates y deliberaciones decidieron convocar nuevamente a un Cabildo Abierto, y con el apoyo del Regimiento de Patricios, que movilizó sus tropas y a sus baterías, lograron imponer una Junta de Gobierno adicta a su posición política. Pudiendo ponerse de acuerdo con los candidatos a integrarla. El que redacto la lista con los nombres de los integrantes de la Junta de Gobierno fue don Antonio Berutti.

Finalmente el Cabildo Abierto del 25 de mayo de 1810, se nombró la Primera Junta de gobierno, integrada de la siguiente forma: Presidente: General Cornelio Saavedra (masón); Secretarios: Mariano Moreno (masón y miembro de la Logia Independencia), y Juan José Paso, (masón, también miembro de la Logia Independencia y de la Sociedad de los Siete); Vocales: Manuel Belgrano (masón, miembro de la Logia Independencia, de la Sociedad de los Siete, Venerable Maestro de la Logia Argentina y posteriormente denominada Logia de la Unidad Argentina de la ciudad de Tucumán), Juan José Castelli (masón y Venerable Maestro de la Logia Independencia), Domingo Matheu (masón y miembro de la Logia Independencia), Juan Larrea (masón y miembro de la Logia Independencia), Manuel Alberti (masón y miembro de la Logia Independencia y de la Sociedad de los Siete) y Miguel de Azcuénaga, que no se registra su pertenencia masónica.

La pertenencia a la Orden de la mayoría de los integrante de la Primera Junta ponen de manifiesto el protagonismo que los mismos tuvieron durante los sucesos revolucionarios y en la conformación del Primer Gobierno Patrio.

Fue importante también la participación de un sector de la Iglesia Católica en el proceso iniciado con la Revolución de Mayo. La Iglesia se divida en forma horizontal, un sector se mantiene fiel a la conducción del Vaticano, son los defensores del Absolutismo Monárquico oponiéndose a cualquier ideal de independencia.

El otro sector dirigido por Diego Estanislao Zavaleta, rector de la Catedral de Buenos Aires, apoyaba decididamente el proceso emancipador. Este clérigo olvidado por la historia, tiene una importancia decisiva en los sucesos de mayo porque justifica bajo el punto de vista teológico la formación de la Primera Junta. Sus biógrafos, dan cuenta que era un asiduo concurrente a los Clubes presididos por don Saturnino Rodriguez Peña.

La Revolución de Mayo es un acontecimiento trascendente en la vida política de nuestra historia. Es el comienzo de importantes reformas políticas, sociales y económicas de nuestro país, con fundamento en los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Es a partir de éste momento, que basados en éstos principios, llevaron a la sociedad profana las propuestas de organización social, políticas y económicas de la Orden Masónica como base para el ordenamiento jurídico y constitucional, tales como la defensa de la soberanía popular, autodeterminación de los pueblos, la igualdad jurídica, la división de poderes, la representación, las libertades de pensamiento, expresión y conciencia, que son estudiadas en la pasividad de los templos.

Los Hombres de Mayo, nos señalaron el camino debemos tenerlo siempre presente, pero como la obra iniciada, aún no ha concluido, tenemos, la obligación de continuar con esos trabajos y lograr la concreción definitiva de los ideales políticos y sociales que propone la Orden Masónica, es la gran deuda que tenemos con la sociedad.

Depende de nosotros asumir el desafío, recoger y concretar la obra inconclusa de la masonería.

Bibliografía consultada

  • De Gandía Enrique, La independencia de América y las Sociedades Secretas. Ed. Sudamérica, Santa Fe, 1994.
  • Lappas, Alcibíades, La Masonería Argentina a través de sus hombres, Buenos Aires, 1996.
  • Zuñiga, Antonio R. T. La Logia Lautaro y la Independencia de América.
  • Emilio Corbiere La Masonería. Política y Sociedades Secretas en la Argentina.
  • Lazcano Martín V. Las Sociedades Secretas y Políticas y Masónicas de Buenos Aires.
  • Dossier Almazán, Bernardo Bernardo Beresford, Gobernador de Buenos Aires.
  • Calvo, Nancy, Di Stefano, Roberto y Klaus Gallo, Los curas de la Revolución.


* Conferencia organizada por la Respetable Logia América Nº 32, en la sede de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, 22 de Mayo de 2009.

Libro “Masonería en la Revolución de Mayo. Influencia en el pensamiento político”

Libro “Masonería en la Revolución de Mayo. Influencia en el pensamiento político”
La Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones y a la Universidad de Buenos Aires auspician esta primera edición de nuestro libro “Masonería en la Revolución de Mayo. Influencia en el pensamiento político”, constituyéndose en el primer libro impreso por la editorial de la Gran Logia de la Argentina “Ediciones Masónicas Argentina”. Una investigación del Centro de Estudios para la Gran Reunión Americana, del Equipo de investigación: Ricardo Romero, Roberto Sahakian, Verónica Baston, Antonio Las Heras, Nicolás Breglia, Andrea Marisa Romandetti Dasso, Jorge Cabezas, Sylvia Ruz Moreno, Germán Boure, María del Carmen Romano, Mario Luján Benítez Reyes y textos de Emilio Corbière. La tapa presenta un Oleo de Romina Ezeiza.

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